Bien podría quedarse la religión en las casas; pero no, ya desde el colegio los niños tienen la opción de impartir sus clases al igual que las demás asignaturas.
La religión no suele traer buenas consecuencias, si no, echemos un vistazo a su papel en la actualidad.
El terrorismo despertó con el atentado contra Charlie Hebdo, por el cual murieron doce personas por publicar caricaturas en un periódico. Esto es una catástrofe. Quizás los islamistas no entendieran el significado de "caricatura", de "humor". Se sintieron violentados, pero ¿matar es la forma de solucionar los problemas? Cualquier persona cuerda respondería que no. Si se sintieron amenazados, señalados o burlados tendrían que haber denunciado la situación por vía legal. Sin embargo, ellos debían demostrar lo poderosos que pueden llegar a ser y que Dios se antepone sobre todo.
Y para no dejar de sorprender, habló el Papa Francisco defendiendo lo ocurrido:
“En cuanto a la libertad de expresión: cada persona no sólo tiene la libertad, sino la obligación de decir lo que piensa para apoyar el bien común. Pero sin ofender, porque es cierto que no se puede reaccionar con violencia, pero si el doctor Gasbarri (organizador de los viajes papales) dice una grosería contra mi mamá, le espera un puñetazo. No se puede provocar, no se puede insultar la fe de los demás. Hay mucha gente que habla mal, que se burla de la religión de los demás. Estas personas provocan y puede suceder lo que le sucedería al doctor Gasbarri si dijera algo contra mi mamá"
Como respuesta al Papa, diría que hay muchos actos religiosos que no se pueden respetar, que los seres humanos están por encima de cualquier fe.
Después del caso "Charlie Hebdo" han surgido otros, como el de los Romanones. Hombres que van vestidos con sotana predicando la paz pero que violan a menores. Muchas contradicciones, muchas injusticias. Pero la conclusión a la que debemos llegar tras todo esto es que ellos no son sagrados, nadie.
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