Edward Snowden, un extécnico de la CIA, expuso en junio de 2013 en público las prácticas de espionaje del Gobierno estadounidense. Reveló que el gobierno de Barack Obama controla los teléfonos y ordenadores de ciudadanos particulares a través de gigantes como Microsoft, Google o Facebook, lo cual ha reabierto el debate sobre la fina línea que separa la libertad individual de la seguridad nacional.
Snowden, que trabajó como consultor para la Agencia Nacional de seguridad (NSA), se encuentra supuestamente en Moscú procedente de Hong Kong, donde se hallaba escondido acusado de espionaje, y ha solicitado asilo político a Ecuador. Estados Unidos lo ha acusado de violar la Ley de Espionaje y de robo de propiedad del gobierno, cargos por los que, de ser juzgado, podría pasar hasta 30 años en prisión.
Decir la verdad trae consecuencias, en numerosas ocasiones negativas. A veces no es necesario ser sincero, es más, se necesitan algunas mentiras piadosas para sobrevivir. Sin embargo, este no es el caso de la política. Snowden ha desvelado la mentira del gobierno estadounidense a pesar de las consecuencias que se están llevando a cabo. Si hoy en día declarar una verdad tan relevante para los ciudadanos como la de Edward conlleva a años de cárcel, algo irá mal en el futuro...